Difícil pensar en la suerte cuando la zapatilla encuentra en su camino al piso una sustancia que la hace resbalar, sumergirse, ensuciarse: ahí, sobre la vereda, algún perro dejó su caca, y su dueño no la levantó. El pie justo acertó en esos centímetros sucios, olorosos de la vereda. Sólo quedará encontrar un pedazo de pasto o un cepillo que ayuden a despejar la suela y habrá que prepararse para escuchar: “¿Pisaste caca? ¡Trae suerte!”. La fortuna se verá si llega, pero la pisada está sucia y el humor, ofuscado.
Las cifras plasman aún más la realidad que los porteños sortean, algunos con más suerte que otros, en su caminar por las vereditas que tienen ese no sé qué.
Una montaña.
Por día, los perros depositan 35 mil kilos de materia fecal en las veredas de la ciudad, según datos del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño. Un perro mediano, de alrededor de 20 kilos, puede producir entre 400 y 500 gramos de materia fecal por día. Muchos salen a andar y hacer sus necesidades acompañados de un paseador perruno, otros comparten un momento al aire libre con sus dueños y hasta están los que esperan que les abran la puerta para dar una vuelta y regresar, obedientes. Pero pocos son los que se llevan a casa o tiran en un cesto las heces.
Esto no sería un gran problema si hubiera pocos animales, pero según el último censo realizado por el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, en territorio porteño hay cerca de 500 mil perros y 270 mil gatos.
A nivel país, la cifra llega a cerca de 8 millones de caninos y 2 millones de felinos. Argentina es el país de América latina con mayor penetración de mascotas en hogares (78%), seguido por Chile (71%) y México (54%), según una encuesta realizada por Millward Brown Argentina en 2011. Según ese estudio, en uno de cada tres hogares argentinos hay un perro. Y ese perrito necesita salir a pasear por lugares públicos. Claro, que los pichichos no tienen la culpa de ser parte de un gran problema que afronta la ciudad.
Dueños maleducados.
“Correa, collar y bolsita: ése es el kit con el que un dueño debería sacar a pasear a su mascota”, aseguran los especialistas. Si cada dueño levanta lo que su perro deja, no hay riesgos de un regreso a casa oloroso. “Antes, nadie salía con una bolsa para levantar lo que hacía su perro. La orina no podemos tenerla en cuenta, porque no es posible recogerla, pero la materia fecal, sí. Si bien todavía falta mucha educación y adquirir los buenos hábitos, hoy hay más conciencia sobre el tema”, explica Miguel Sarfati, miembro del Consejo de Profesionales Médicos Veterinarios y dueño de la veterinaria Facundo, de La Paternal.
Para los más dedicados, además de la bolsita hay opciones más sofisticadas para cumplir con el deber y evitar el contacto con la piel: la pala “Scrapper” permite hacerlo sin agacharse, la bolsa biodegradable “Popo chau” propone unas manijas para poder levantarlo y la pala de cartón creada por Somos Limpitos permite levantar los restos como si fuera la basura que se barre.
Sólo basta darse una vuelta por los barrios porteños, para sacar conclusiones a simple vista. Recoleta, Palermo, Caballito y Flores están indicados como los que tienen más caca de perro. Estos barrios residenciales, con mayor cantidad de espacios verdes públicos, fueron los indicados por un relevamiento de infracciones labradas por el gobierno de la ciudad. “Mi vereda no es un baño”, “Si no lo hace en tu casa, que tampoco lo haga en la mía”, “Sea limpio, levante la caca”, “Es tu perro y la caca es de todos”. No es raro encontrar carteles colgados de postes y paredes. A través del humor, la ironía o el ruego, algunos vecinos intentan que otros salgan bolsa en mano y no les dejen “regalitos”. Otros porteños deciden pasar a la acción para que el problema se haga público: en el Festival Ecocuadra San Telmo, por ejemplo, los vecinos de ese barrio salieron a la calle con hidrolavadoras e hicieron notar la suciedad dejada por otros. Pero esto no alcanza.
Mucho más que suciedad.
Más allá del momento desagradable, pisar la caca perruna puede conllevar un riesgo médico: aseguran que el 30% de la materia fecal de perros tiene parásitos, que mediante el contacto puede ser contagiados al ser humano. “Son dos los parásitos más frecuentes: el Toxocara canis, que puede migrar por sangre y llegar a zonas como los pulmones, provocando tos, y también al ojo, en donde puede causar una infección grave. El otro es el Echinococcus granulosus, que puede causar pequeños quistes en el hígado y el pulmón, y se convierte en una enfermedad crónica”, explica la veterinaria Natalia Casas, miembro de la Asociación Argentina de Zoonosis. Los niños son quienes más posibilidades de contagio tienen, ya que entran en mayor contacto con el suelo y juegan en el pasto o areneros de parques. “Además de los seres humanos, se puede producir el contagio a otros perros, que por ejemplo meten el hocico en rincones o en huevos de los árboles”, asegura Sarfati.
“La posibilidad de contagio varía de acuerdo a cada lugar. Si se está en un barrio en el que los vecinos pueden llevar a su perro a un veterinario para desparasitarlos, corren un riesgo pero es menor. En cambio en las zonas más carenciadas las chances de que los perros estén enfermos aumentan”, explica Jorge Schapiro, que trabaja en el área de Parasitología del INTA Castelar. “Es fundamental la tenencia responsable de las mascotas. Cumplir con los calendarios de vacunación y la desparasitación, que en caso de no poder ser pagada, es entregada de manera gratuita por el Ministerio de Salud. Al recoger los desechos, es muy importante evitar el contacto. Con la concientización de la población es posible disminuir muchos peligros”, asegura Casas. Con bolsa en mano y veredas libres de “regalitos”, la suerte debería quedar atada a otra cosa.
Levantar o pagar.
¿Está sucia realidad se puede modificar? Tal vez el cine y la ficción intentó hacerlo. Muchos vecinos habrán visto con ojos bien abiertos el “va-po-ri-zan-te” que increíblemente hacía desaparecer los excrementos en la película “La envidia mata”, que protagoniza un envidioso Ben Stiller. Más acá, en la popular novela de Telefé del año pasado, “Graduados”, la empresa fabricante de alimentos para perros desarrollaba un producto para secar el excremento y levantarlo con mayor facilidad. Otros habrán deseado, como en “Mi nombre es Harvey Milk”, escuchar a un candidato que también pusiera la atención en la suciedad de los perros que sus dueños no recogen. Pero esas soluciones mágicas sólo se dieron en la ficción.
A fines de los ’90 se dispuso en la ciudad la ubicación de cien contenedores donde depositar las heces recogidas. En diciembre de 2001 el Gobierno porteño lanzó la campaña “Tu perro, tu caca”, que disponía multas para quienes no limpiaran los restos de sus mascotas de la vía pública. Hoy algunas plazas y parques tienen espacios delimitados donde los perros pueden ser soltados, llamados caniles. Desde Ambiente y Espacio Público aseguran que “se trabaja en un plan de ordenamiento sobre el tema, pero aún se encuentra en estudio”.
Algo está muy claro: los pobres pichichos no tienen la culpa, ¿cómo hacer para cambiar la mentalidad de los dueños? En otros países lanzaron campañas, algunas hasta con tinte sensual para atraer la atención del público, otras más duras con imágenes que hasta despiertan cierta repulsión, pero lo que más parece surtir efecto son las grandes multas que se aplican en torno a este tema.
En la ciudad, las multas para quienes no levanten los excrementos eran de $240 en 2009, aunque desde el Ministerio no pudieron precisar el valor actual. El año pasado en La Plata se aprobó una multa de 300 pesos. Comparadas las de otros países, en algunos pueden llegar a los 3.000 euros, y en otros como en México, además de la multa se aplica arresto al propietario, no son elevadas, el tema también es que se apliquen con todo el rigor que debe tener la ley.
Cifras perrunas
35.000 kilos de materia fecal por día se deposita en las veredas de la Ciudad de Buenos Aires
500 gramos de materia fecal por día es el promedio que emite un perro de 20 kilos.
500mil son los perros censados por el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, en territorio porteño.
3 son los parásitos más frecuentes de encontrar en la materia fecal de perros.
Lo que no se levanta… ¡se paga!
Nueva York fue la primera ciudad del mundo en promulgar la Ley de Residuos Caninos, que impone multas de 250 dólares.
España tiene sanciones muy agresivas, en Barcelona las multas llegan a los 1.800 euros. En Madrid a 1.500 euros.
En Israel, en Jerusalén, se hará una base de datos con el ADN de las mascotas vacunadas, para facilitar la ubicación de los dueños, según las heces encontradas en la vía pública. Las multas van de los 154 a 193 dólares.
En Londres las multas superan las 1.000 libras.
En Chile, pueden ser multados con hasta 1 UTM (Unidad Tributaria Mensual), equivalente a unos 80 dólares.
La Ley de Cultura Cívica en México aplica sanciones que pueden llegar hasta 72 horas de arresto, y una multa de uno a 10 salarios mínimos conmutables por labor comunitaria mediante acciones de limpieza en los espacios públicos.
En Bogotá se puede detener al perro hasta por ocho días, además de una multa de 240.000 pesos colombianos al dueño (130 dólares).
Amores perros: hogares con mascota
Argentina 78%
Chile 71%
México 54%
Brasil 44%
Colombia 35%
Infonews
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